Ansiedad por coronavirus: 7 estrategias que pueden ayudarnos.
Ansiedad por coronavirus: 7 estrategias que pueden ayudarnos.
El COVID-19 está alterando por completo nuestro estilo de vida. En un escenario de incertidumbre y experimentar ansiedad es normal. Sin embargo, es necesario aprender a manejarlo para poder dar lo mejor de nosotros mismos y vencer entre todos esta situación de emergencia.
Esa sensación de pánico no solo altera nuestro estilo de vida. Las ondas de su impacto afectan a la economía y lo que es peor nos aboca hacia comportamiento poco útiles e incluso irracionales. Solo como ejemplo, ahora mismo, una parte de la población tiene en su casa abastecimiento de papel higiénico para cerca de tres meses. ¿Tiene sentido esto último? En apariencia, no.
Debemos tenerlo claro. La ansiedad forma parte de nosotros y como tal tiene una finalidad y una importancia. Gracias a ella reaccionamos ante los peligros y favorecemos nuestra supervivencia.
Ahora bien, en contextos de incertidumbre e inquietud como el momento actual es más importante que nunca tenerla bajo control. Debe ser nuestra aliada y no esa mecha que intensifica la preocupación y nos aboca hacia conductas poco ajustadas y hasta ilógicas.
El miedo puede ser en el escenario actual un segundo virus tan peligroso como el COVID-19. ¿La razón? Dejarnos llevar por él intensificará nuestro malestar psicológico y dejará entrever lo peor de nosotros mismos. No es el momento. En estos días necesitamos superarnos, despertar nuestras fortalezas mentales.
Ansiedad por coronavirus ¿qué podemos hacer?
A todos nos suena el clásico mensaje británico de «Keep Calm and Carry On» (Mantén la calma y sigue adelante). Esta frase apareció por primera vez en Reino Unido en 1939 en forma de panfleto para subir la moral de la población. Más tarde, como bien sabemos, se convirtió en icono. Sin embargo… ¿sirvió de algo en aquel momento?
Seguramente, la gente agradeció la idea del gobierno, pero en realidad, no sirve de mucho que nos digan aquello de que mantengamos la calma.
En este caso, para aliviar la ansiedad por coronavirus se necesita algo más: debemos entrenar nuestro enfoque mental. Se trata en realidad de reducir la hiperactividad de la amígdala cerebral y de nuestras emociones, para activar la corteza prefrontal. Esa región que nos permite actuar y pensar de manera más centrada y reflexiva.
1. Evita la infoxicación
Llamamos infoxicación a la sobrecarga informativa. La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que la crisis actual está generando estrés a la población y un modo de reducir el impacto es evitar estar expuestos las 24 horas del día a las noticias y datos que van saliendo a cada segundo.
Debemos estar informados, sí. Pero no nos obsesionemos. Estar pendientes de las cifras, las tasas de infección y las especulaciones eleva la ansiedad por coronavirus.
2. Ante los pensamientos negativos, racionaliza
Tener miedo es lógico y esperable. No obstante, ese miedo debe ser racional, por ejemplo –> «Temo infectarme. ¿Qué debo hacer entonces?» tomar medidas de prevención». «Me da miedo que mi padre o mi abuelo enferme» -> «¿Qué puedo hacer? protegerlos».
El miedo debe ser un mecanismo que nos permita tomar medidas útiles para la acción. Sin embargo, debemos por encima de todo, controlar esos pensamientos negativos que movilizan y aumentan el pánico.
De este modo, si nos asaltan ideas como «vamos a morir o esto no va a tener solución», lo que debemos hacer es racionalizar. ¿De qué manera? Buscando información fiable.
3. Ante la incertidumbre, rutinas
La ansiedad por coronavirus se alimenta de la incertidumbre. La realidad es esta: estamos ante algo a lo que nunca nos habíamos enfrentado. Es un virus nuevo y de momento no hay vacuna.
No sabemos tampoco cuánto durará la cuarentena y estas medidas tan restrictivas. Todo ello nos aboca a un estado de incerteza que no todo el mundo puede gestionar.
¿Qué podemos hacer ante esto? Lo mejor es centrarnos en el momento presente, en el aquí y ahora. Lo ideal en estos casos es establecer una rutina que cumplir y que nos obligue a focalizarnos en el momento actual.
4. Compartir emociones para vivir mejor
La angustia es un sentimiento común, sentirla no nos hace débiles. Es momento de aceptar todas nuestras emociones y de compartirlas con los demás para hallar el equilibrio.
No se trata de intensificar el miedo, sino de manejarlo entre todos, de crear espacios donde nutrirnos de esperanza, energías y confort emocional.
5. Ser realistas: el riesgo ni se minimiza ni se maximiza
Un modo de gestionar la ansiedad por coronavirus es ser realistas en todo momento. No hay que caer en mecanismos de defensa psicológicos en los que minimizar el riesgo, decirnos que por ser jóvenes o por estar en una zona con bajo índice de afectados, corramos menos peligro.
Por otro lado, tampoco hay que maximizarlo hasta el extremo de sufrir insomnio y dejar que el COVID-19 sea nuestra único pensamiento.
Hay un riesgo real y debe aceptarse. Se trata básicamente de adaptarnos a esta realidad siendo responsables de nosotros mismos y de los demás. Si me dejo llevar por el pánico no ayudo. Si lo infravaloro me pongo en riesgo y pongo a los demás. Por tanto, actuemos con equilibrio y sentido común.
6. No tengo el control de lo que ocurre pero sí puedo controlar mis reacciones y actuaciones
Para manejar la ansiedad por coronavirus hay que asumir otra realidad: no tengo control sobre nada de lo que haga el COVID-19. No obstante, sí puedo controlar mis reacciones y comportamientos. Es momento de preguntarme cómo quiero recordarme el día de mañana cuando pase esta crisis.
Lo ideal es verme a mí mismo como alguien que mantuvo la calma, alguien que fue responsable, que se cuidó a sí mismo y fue capaz de atender a los demás.
7. Objetivos cotidianos y conexión
Nadie podía prever la situación actual, pero la estamos viendo y sin lugar a dudas la afrontaremos. No obstante, hasta que llegue ese día y logremos reducir la curva de infección como lo ha conseguido China, pueden pasar semanas.
Hasta ese día, hay dos elementos que nos ayudarán a reducir el peso de la ansiedad por coronavirus: marcarnos objetivos y mantener el contacto con las personas que queremos.
Los objetivos deben ser a corto y largo plazo. Cada día cuando nos levantemos es recomendable marcarnos una meta (leer un libro, hacer algo nuevo con la pareja o con los hijos, hacer limpieza en casa, escribir, pintar, etc). Los objetivos a largo plazo deben recordarnos que los propósitos vitales siguen estando ahí, guiándonos y ofreciendo esperanza.
Por otro lado, es esencial mantener el contacto con los nuestros. Ahora más que nunca, Whatsapp y las videollamadas son nuestro sustento cotidiano. Hagamos uso de ellas y mantengamos la esperanza.
Nuestra actitud en el contexto actual, lo es todo.
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